27/2/11

Defensa de las malas palabras

Acá va la presentación de Roberto Fontanarrosa en el III Congreso Internacional de la Lengua Española.

Un Congreso de la Lengua, es más que todo, para plantearse preguntas. Yo como casi siempre hablo desde el desconocimiento, me pregunto por qué son malas las malas palabras, quién las define como tal. ¿Quién y por qué?, ¿quién dice qué tienen las malas palabras?, ¿o es que acaso les pegan las malas palabras a las buenas?, ¿son malas porque son de mala calidad?, o sea que ¿cuando uno las pronuncia se deterioran? o ¿cuando uno las utiliza, tienen actitudes reñidas con la moral?

Obviamente, no se quién las define como malas palabras, tal vez sean como esos villanos de viejas películas como las que nosotros veíamos, que en un principio eran buenos, pero que al final la sociedad los hizo malos.

Tal vez nosotros al marginarlas, las hemos derivado en palabras malas, lo que yo pienso es que brindan otros matices muchas de ellas. Yo soy fundamentalmente dibujante, con lo que uno se preguntará: ¿qué hace ese muchacho arriba del escenario? Manejo muy mal el color, por ejemplo, pero a través de eso sé que cuanto más matices tenga uno, más puede defenderse, para expresarse, para transmitir, para graficar algo, entonces, ¿hay palabras, palabras de las denominadas malas palabras que son irremplazables, por sonoridad, por fuerza, algunos incluso por contextura física de la palabra. No es lo mismo decir que una persona es tonta o zonza que decir que es un pelotudo. Tonto puede incluso incluir un problema de disminución neurológica realmente agresivo.

Muchas de estas palabras tienen una intensidad, una fuerza, que difícilmente las haga intrascendentes. De todas maneras, algunas de las malas palabras… no es que haga una defensa quijotesca de las malas palabras, algunas me gustan, igual que las palabras de uso natural.

Yo me acuerdo de que en mi casa mi vieja no decía muchas malas palabras, era correcta. Mi viejo era lo que se llama un mal hablado, que es una interesante definición. Como era un tipo que venía del deporte, entonces realmente se justificaba. También se lo llamaba boca sucia, una palabra un poco antigua pero que se puede seguir usando.

Era otra época, indudablemente. Había unos primos míos que a veces iban a mi casa y me decían: “Vamos a jugar al tío Berto”. Entonces iban a una habitación y se encerraban a putear. Lo que era la falta de la televisión que había que caer en esos juegos ingenuos.

Ahora, yo digo, a veces nos preocupamos porque los jóvenes usan malas palabras. A mí eso no me preocupa, que mi hijo las diga. Lo que me preocuparía es que no tengan una capacidad de transmisión y de expresión, de grafismo al hablar. Como esos chicos que dicen: “Había un coso, que tenía un coso y acá le salía un coso más largo”. Y uno dice: “¡Qué cosa!”.

Yo creo que estas malas palabras les sirven para expresarse, ¿los vamos a marginar, a cortar esa posibilidad? Afortunadamente, ellos no nos dan bola y hablan como les parece. Pienso que las malas palabras brindan otros matices. Yo soy fundamentalmente dibujante, manejo mal el color pero sé que cuantos más matices tenga, uno más se puede defender para expresar o transmitir algo. Hay palabras de las denominadas malas palabras, que son irremplazables: por sonoridad, por fuerza y por contextura física.

El secreto de la palabra pelotudo, ya universalizada —no sé si está en el diccionario de dudas—, está en que también puede hacer referencia a algo que tiene pelotas. Puede hacer referencia a algo que tiene pelotas que puede ser un utilero de fútbol que es un pelotudo porque traslada las pelotas; pero lo que digo, el secreto, la fuerza; está en la letra t. Analicémoslo —anoten las maestras—: está en la letra t, puesto que no es lo mismo decir zonzo que decir peloTUdo.

Otra cosa, hay una palabra maravillosa que en otros países está exenta de culpa —esa es otra particularidad, porque todos los países tienen malas palabras pero se ve que las leyes de algunos países protegen y en otros no—, hay una palabra maravillosa, decía, que es carajo. Yo tendría que recurrir a mi amigo y conocedor, Arturo Pérez Reverte, conocedor en cuanto a la navegación, porque tengo entendido que el carajo era el lugar donde se colocaba el vigía, en lo alto de los mástiles de los barcos para divisar tierra o lo que fuere, entonces mandar a una persona al carajo era estrictamente eso, mandarlo ahí arriba.

Amigos mexicanos con los que estuve cenando anoche me estuvieron enseñando una cantidad de malas palabras mexicanas. Ahora que lo pienso creo que me estaban insultando porque se suscitó un problema con la cuenta a la hora de pagar. Me explicaban, que las islas Carajo son unas islas que están en el océano Indico.

En España, el carajillo es el café con coñac y acá apareció como mala palabra, al punto que se llega a los eufemismos se decía caracho es de una debilidad absoluta y de una hipocresía... ¿no?

Cuando algún periódico dice “El senador fulano de tal envió a la m… a su par”, la triste función de esos puntos suspensivos merecería también una discusión en este congreso.

Voy a ir cerrando, hay otra palabra que quiero apuntar que creo es fundamental en el idioma castellano, que es la palabra «mierda», que también es irremplazable. El secreto de la contextura física está en la r —anoten las docentes— porque es mucho más débil como lo dicen los cubanos: miELda, que suena a chino y eso —yo creo que ahí está la base de los problemas que ha tenido la Revolución cubana—, quita de posibilidades de expresiva.

Voy cerrando, después de este aporte medular que he hecho al lenguaje y al Congreso, lo que yo pido es que atendamos a esta condición terapéutica de las malas palabras. Mi psicoanalista dice que es imprescindible para descargarse, para dejar de lado el estrés y todo ese tipo de cosas. Lo único que yo pediría (no quiero hacer una teoría) es reconsiderar la situación de estas palabras. Pido una amnistía para la mayoría de ellas. Vivamos una navidad sin malas palabras e integrémoslas al lenguaje, que las vamos a necesitar.

3/5/09

La educación y el control

El crecimiento de las personas y sociedades está condicionado en gran medida por la educación a la que tienen acceso. En este contexto podemos identificar la necesidad de un moderado control sobre las acciones y decisiones escogidas durante las primeras etapas de madurez, para corregir comportamientos indeseados y lograr un claro entendimiento sobre las consecuencias de sus acciones. Este concepto es evidente para cualquier adulto que no dejaría solo a un niño en un lugar donde pueda lastimarse por su natural desconocimiento del peligro.

En este sentido es posible identificar la falta de control y transparencia, en la mayoría de las instituciones o gobiernos, como una de sus principales debilidades, por la libertad que tienen quienes ejercen el poder y toman decisiones sobre el destino de recursos públicos sin rendir cuenta de sus decisiones.

Para no caer en el lugar común de solo criticar a los políticos de turno, deberíamos decir que gran parte de la sociedad realizaría muchas de las acciones que hoy critican de sus gobernantes si tuvieran la oportunidad. Los funcionarios de cualquier gobierno democrático fueron elegidos por la mayoría de su pueblo y surgen de esta sociedad con los mismos valores y costumbres.

Podríamos deducir que si mejoramos los valores de una sociedad, también mejorarán las de sus dirigentes y esto eventualmente se perpetuará a las generaciones futuras por medio de las instituciones. La pregunta del millón es si el comienzo del cambio debería surgir de un mayor control de la sociedad hacia sus dirigentes o con más control del gobierno sobre las acciones del pueblo, para garantizar que al menos cumplan lo que indican las leyes vigentes. En cualquier caso, el resultado a largo plazo debería mejorar las costumbres y valores de ambos lados.

Observando el comportamiento de las sociedades en los países más avanzados se puede identificar un fuerte sentido del bien común, cumpliendo reglas de convivencia elementales (como no tirar basura en las calles o cumplir las reglas de tránsito). También es cierto que en estos lugares las multas por infracciones son muy seberas y seguramente necesitaron mucho control inicialmente hasta lograr un comportamiento común aceptable. A diferencia de otros gobiernos para cuyas infracciones solo aplican multas con fines recaudatorios.

El control solamente no alcanza y debe ser complementado con educación, que necesita la asignación de recursos públicos y compromiso de los gobernantes, para sacrificar sus aspiraciones personales en pos del bien común. Para esto sería necesario modificar el sistema “clientelista” o “asistencialista” utilizado por muchos dirigentes, que compran votos de la gente con subsidios públicos que deberían utilizar para educar a la gente y de esta forma lograr la equidad social que usan como discurso, posibilitando más oportunidades laborales y mayor seguridad con menos delincuencia.

No hace falta ser un especialista en el tema para darse cuenta de que no se puede resolver el problema de inseguridad solamente con más policías, modernizando su equipamiento o construyendo más cárceles, si esto no está acompañado con un programa de adaptación social para los delincuentes, educándolos, haciéndolos trabajar y analizando los aspectos de la persona integralmente. Para evitar la profesionalización de los delincuentes ocasionales que ingresan al circuito penitenciario por delitos menores y vuelven a la sociedad más resentidos e influenciados negativamente por sus experiencias en la cárcel con delincuentes más peligrosos.

Reflexión magistral de Enrique Pinti (con algunas puteadas)

28/2/09

Las Instituciones

Es común ver gente en contra del "sistema" y existen muchos tipos diferentes de resistencias contra estas estructuras, que muchas veces se establecen como gobiernos, a veces es cuestión de creencias, religión, estilos de vida y en muchos casos se trata de modelos económicos.

Está claro que no existe un "sistema" perfecto, o ausencia del mismo, pero cualquiera de las opciones que cada uno elija está bien y cuando varias personas con los mismos intereses se organizan dan origen a las instituciones.

Recientemente leí algunos artículos bastante interesantes donde se destaca a las instituciones como factor determinante en el crecimiento de las sociedades, países y economías regionales. Si estas teorías son ciertas, podríamos decir que solamente luchando contra las instituciones nada mejora demasiado si no aportamos cambios que puedan corregir la situación.

No es cuestión de quedarse cruzados de brazos esperando que "las instituciones" digan que hacer, se trata de participar aportando ideas diferentes, permitiendo que otros aporten lo suyo y consensuando objetivos comunes. Pero mucha gente espera que algún héroe o iluminado los rescate de sus problemas y les muestre el camino a seguir. Un comportamiento correspondiente a la niñez de las personas cuando esperan que sus padres resuelvan todos los problemas.

Este nivel de madurez también determina el comportamiento de las naciones y los pueblos, que muchas veces dejan en las manos de un líder las decisiones para todo y estos no permiten mecanismos de control o acuerdos con los que no piensan como ellos, porque les resulta más conveniente imponer sus definiciones, agrediendo y menospreciando permanentemente a las personas que se oponen a sus opiniones.

Por ejemplo, en Argentina el "Partido Justicialista" que es el partido político con mayor influencia, es conocido y referenciado por todos como "Peronismo" por el ex presidente (tres veces) Juan Perón. Incluso los políticos oficialistas de los diferentes gobiernos son identificados por el apellido del presidente de turno, como paso con el "menemismo" y ahora con el "Kirchnerismo". Entonces los partidos no representan ideales, todo lo contario, este se adapta totalmente a su líder de turno y todas las acciones realizadas dependen solamente de esa persona. De este modo cada nuevo presidente descarta cualquier cambio iniciado en el periodo anterior y el país comienza de nuevo muchas veces ignorando los compromisos asumidos previamente.

También sirve como ejemplo la desopilante modificación de la Constitución Venezolana realizada por su presidente Hugo Chávez para postularse indefinidamente como presidente, incluso luego de intentar esta reforma sin éxito anteriormente. Cabe destacar que la duración de su mandato dependerá de lo que decida su pueblo en las futuras elecciones.

Este tipo de dirigentes suelen asumir un rol paternalista con su pueblo y creen tener el derecho de educar a sus encomendados, incluso castigando a los que se portan mal. Lejos están estas actitudes de los propósitos promulgados por libertadores como San Martín que luego de obtener sus victorias por todo el continente dejaba el control a sus pueblos para continuar luchando contra la opresión donde fuese necesario, incluso sacrificando sus intereses personales en muchas ocasiones. Otro caso admirable es el de Manuel Belgrano, quien murió en la pobreza total por causa de la independencia de su país, a pesar de que su familia había sido una de las más acaudaladas del Río de La Plata.

Las personas, en su proceso de crecimiento, diferencian la realidad de la fantasía y aprenden a tomar decisiones asumiendo la responsabilidad. Del mismo modo es importante que los pueblos dejen de depender de sus héroes y fortalezcan las instituciones que permitan ejecutar objetivos a largo plazo.

Un factor perjudicial en este proceso de conciliación son los extremistas fanáticos que no permiten la pluralidad de pensamiento. Con la ignorancia e intolerancia como causas principales de sus agresiones, complicándose mucho más cuando este miedo a lo desconocido impide la posibilidad de revisar sus paradigmas.

Propongo compartir opiniones que no estén de acuerdo, o completen, algo de lo mencionado anteriormente ya que su punto de vista servirá para revisar (y eventualmente modificar) cualquiera de las opiniones expresadas.

5/10/08

El valor de la confianza

¿Cuánto vale una moneda? La respuesta podría ser muy compleja pero el concepto es bastante simple: el valor de una moneda está fundamentado en la confianza de la gente que la utiliza. Un claro ejemplo de esto es la cotización del dólar (u otras divisas extranjeras) respecto al peso, cuanto más desconfía la gente de las políticas gubernamentales compra más dólares y la moneda local pierde valor.

Todos sabemos lo que nos cuesta ganarnos la confianza de alguien y el costo de perderla. Esto nos lo recuerdan permanentemente nuestros abuelos cuando nos comentan que en los tiempos de antes los acuerdos se realizaban (sólo) de palabra y (generalmente) se cumplían. Hoy necesitamos extensos contratos, firmados por medio mundo y encima es necesario que un escribano certifique que esas personas realmente son tales.

Las principales empresas del mundo son las que mejor conocen y manejan el valor de la confianza popular. Porque de eso se trata la fidelización de clientes, lograr que la gente compre productos de su marca confiando en que poseen ciertas características deseadas.

Por otro lado, es difícil imaginar un ejemplo de mayor confianza que la de un bebé durmiendo en brazos de otra persona. Es admirable la seguridad que esa persona deposita en su cuidador mientras descansa. Seguro que pocas veces encomendará tanta confianza en alguien, o algo, durante el resto de su vida. La confianza también es muy útil durante la niñez de las personas para generar amistades, socializar y posteriormente establecer relaciones de pareja.

También existen ejemplos de gran confianza propia con personajes de la historia como San Martín, Napoleón Bonaparte, Alejandro Magno, Cristóbal Colón y otras tantas personalidades, cuya confianza en si mismos les permitió realizar proezas recordadas por toda la historia de la humanidad.

La confianza es posiblemente la cualidad más importante del ser humano, por la cual consigue adquirir conocimientos y hasta relacionarse con Dios. Cualquier conocimiento adquirido por enseñanza necesita de la confianza del aprendiz hacia su maestro, caso contrario cuestionaría permanentemente lo que éste le transmite. También sabemos que todos los descubrimientos están basados o utilizan un conocimiento desarrollado previamente por alguien más.

Del mismo modo es clara la relación entre la confianza y la fe, que les permite a las personas creer que Dios existe (suponiendo que nadie lo vio) y confiar en las religiones que transmiten su conocimiento. La base de la fe consiste en creer sin haber visto y este mismo principio es el que aplican a las organizaciones que poseen dogmas.

Otro rol determinante de la confianza en los destinos de nuestra aldea global tiene que ver con las votaciones de sus gobernantes (no confundir con “botar”). Básicamente, el voto representa la confianza que cada persona deposita en el postulante elegido y son bien conocidas las sumas de dinero que estos invierten para convencer a la gente durante sus campañas.

EEUU confiaba en que sus acreedores no retirarían sus capitales de los fondos de inversión. Estos quitaron sus inversiones del mercado inmobiliario y eso, entre otras causas, generó la actual crisis económica mundial. Esta crisis también generó desconfianza en los consumidores estadounidenses que dejaron de comprar y por ende paralizaron esta economía. Cabe recordar al ex presidente americano Franklin Roosevelt (FDR) con sus mensajes diarios radiales (fireside chats) en los cuales inspiraba esperanza y confianza al pueblo americano promoviendo el consumo después de la gran depresión de los ´30.

¿Podemos concluir que la principal causa de esta crisis mundial es la confianza?.. ¿o desconfianza?

¿Tu confianza cuanto vale?

27/9/08

Primeros pasos... o palabras

Adhiriendo a la consigna del cubano José Martí "Plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro", como una misión que intenta trascender nuestra propia existencia, realizando un aportarte a nuestra sociedad y las generaciones futuras. Con esta página intento compensar al libro que, hoy por hoy, no creo que vaya a escribir (tampoco creo que cuenten los artículos técnicos, los e-mails laborales, minutas de reunión o cualquier otro documento técnico).

Volviendo a la frase que representa esta iniciativa, doy gracias a Dios por la hermosa hija que tengo y también por su hermanita que viene en camino. Este punto al menos lo estoy cumpliendo de la forma tradicional. No apostaría a que en el futuro este método no vaya a ser reemplazado también por nuevas tendencias y tecnologías disponibles.

Respecto al árbol, supongo que viviendo en el centro de una ciudad con pocos espacios verdes y una casa sin grandes patios voy a seguir en deuda con nuestro amigo José hasta que esta situación cambie. Pensándolo bien, una opción podría ser un bonsái pero entiendo que son bastante caros, requieren mucho cuidado y para peor no me gustan las plantas.

Manos a la obra...