3/5/09

La educación y el control

El crecimiento de las personas y sociedades está condicionado en gran medida por la educación a la que tienen acceso. En este contexto podemos identificar la necesidad de un moderado control sobre las acciones y decisiones escogidas durante las primeras etapas de madurez, para corregir comportamientos indeseados y lograr un claro entendimiento sobre las consecuencias de sus acciones. Este concepto es evidente para cualquier adulto que no dejaría solo a un niño en un lugar donde pueda lastimarse por su natural desconocimiento del peligro.

En este sentido es posible identificar la falta de control y transparencia, en la mayoría de las instituciones o gobiernos, como una de sus principales debilidades, por la libertad que tienen quienes ejercen el poder y toman decisiones sobre el destino de recursos públicos sin rendir cuenta de sus decisiones.

Para no caer en el lugar común de solo criticar a los políticos de turno, deberíamos decir que gran parte de la sociedad realizaría muchas de las acciones que hoy critican de sus gobernantes si tuvieran la oportunidad. Los funcionarios de cualquier gobierno democrático fueron elegidos por la mayoría de su pueblo y surgen de esta sociedad con los mismos valores y costumbres.

Podríamos deducir que si mejoramos los valores de una sociedad, también mejorarán las de sus dirigentes y esto eventualmente se perpetuará a las generaciones futuras por medio de las instituciones. La pregunta del millón es si el comienzo del cambio debería surgir de un mayor control de la sociedad hacia sus dirigentes o con más control del gobierno sobre las acciones del pueblo, para garantizar que al menos cumplan lo que indican las leyes vigentes. En cualquier caso, el resultado a largo plazo debería mejorar las costumbres y valores de ambos lados.

Observando el comportamiento de las sociedades en los países más avanzados se puede identificar un fuerte sentido del bien común, cumpliendo reglas de convivencia elementales (como no tirar basura en las calles o cumplir las reglas de tránsito). También es cierto que en estos lugares las multas por infracciones son muy seberas y seguramente necesitaron mucho control inicialmente hasta lograr un comportamiento común aceptable. A diferencia de otros gobiernos para cuyas infracciones solo aplican multas con fines recaudatorios.

El control solamente no alcanza y debe ser complementado con educación, que necesita la asignación de recursos públicos y compromiso de los gobernantes, para sacrificar sus aspiraciones personales en pos del bien común. Para esto sería necesario modificar el sistema “clientelista” o “asistencialista” utilizado por muchos dirigentes, que compran votos de la gente con subsidios públicos que deberían utilizar para educar a la gente y de esta forma lograr la equidad social que usan como discurso, posibilitando más oportunidades laborales y mayor seguridad con menos delincuencia.

No hace falta ser un especialista en el tema para darse cuenta de que no se puede resolver el problema de inseguridad solamente con más policías, modernizando su equipamiento o construyendo más cárceles, si esto no está acompañado con un programa de adaptación social para los delincuentes, educándolos, haciéndolos trabajar y analizando los aspectos de la persona integralmente. Para evitar la profesionalización de los delincuentes ocasionales que ingresan al circuito penitenciario por delitos menores y vuelven a la sociedad más resentidos e influenciados negativamente por sus experiencias en la cárcel con delincuentes más peligrosos.

Reflexión magistral de Enrique Pinti (con algunas puteadas)

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